Movilidad de los empleados
5/21/2025
5 minutos de lectura

Vehículo de empresa: ¿hay que pagar por el combustible?

El vehículo de empresa es una ventaja en especie (AEN) muy popular en muchas empresas. Esta ventaja permite, de hecho, enriquecer la marca empleadora para atraer talento, pero también para retenerlo a largo plazo.
Sin embargo, tanto para los empleadores como para los empleados se plantea con regularidad una pregunta crucial: ¿Hay que pagar el combustible para los viajes privados?

Entre las ventajas fiscales, los costos de energía para la empresa y el impacto en el uso del vehículo, el tema merece un análisis en profundidad.

El estado especial del vehículo de la empresa

Un vehículo de la empresa se pone a disposición de un empleado para fines profesionales y personales. A diferencia del vehículo de servicio, se puede utilizar fuera del horario laboral, incluidos los fines de semana y los días festivos.
Como tal, el vehículo de la empresa se considera una remuneración adicional. Como tal, está sujeta al régimen de prestaciones en especie (AEN), cuyos tipos impositivos se revisaron al alza en febrero de 2025.


Combustible y vehículos de empresa: las reglas de 2025

La asunción del combustible por parte del empleador es opcional, pero si está planificada, afecta al cálculo de la prestación en especie.
Desde las últimas novedades fiscales, Urssaf ha aplicado una cuadrícula de tarifas planas para calcular esta ventaja en función del motor (térmico/híbrido o eléctrico), el modo de adquisición (compra, LLD) y la suposición (o no) del combustible.

Dado el tema de este artículo, aquí nos centraremos únicamente en los vehículos térmicos e híbridos (con los vehículos eléctricos relativamente a salvo hasta finales de 2027).


A continuación, se pueden distinguir dos casos:

  • La compañía solo cubre el combustible para viajes de negocios.

En este caso, la principal dificultad para los administradores de flotas es distinguir los kilómetros comerciales de los kilómetros privados. El uso de una solución de gestión de flotas de vehículos, como OPTIMUM, permite automatizar esta distinción y facilitar los controles y ajustes. Esto también permite demostrar a las autoridades fiscales que los empleados realmente pagan el combustible para sus viajes privados.

Por lo tanto, no hacerse cargo del combustible permite reducir no solo la cantidad de AEN (para la empresa y el empleado), sino también reducir significativamente el costo total de la flota gracias a la reducción de la factura energética.
Para beneficiarse de una simulación presupuestaria en esta primera opción, haga clic AQUÍ.

  • La empresa también se encarga del combustible para viajes privados.  

El aumento de las tasas impositivas sobre las prestaciones en especie es más significativo en este caso. Este aumento representa, por un lado, un aumento de las cargas fiscales de las empresas y, por otro lado, una pérdida del poder adquisitivo de los empleados.

En ambos casos, cabe señalar que una declaración de prestaciones en especie en la vida real permite reducir significativamente las tasas impositivas.

La solución de gestión de flotas de automóviles OPTIMUM no solo permite distinguir los kilómetros privados de los profesionales, sino también realizar simulaciones presupuestarias para optar por el régimen fiscal más favorable. Para obtener más información sobre cómo denunciar las AEN en la vida real, haga clic AQUÍ.

Combustible: ¿una nueva palanca de negociación?

La asignación de un vehículo empresarial es una verdadera arma de seducción para atraer y retener el talento empresarial. Esto es aún más cierto cuando el empleador cubre al 100% los gastos de combustible.

Sin embargo, como hemos visto, la cobertura de combustible aumenta considerablemente la tasa impositiva sobre las prestaciones en especie y, como primera consecuencia, una disminución del salario neto de los empleados.
Desde el punto de vista empresarial, se trata de una doble sanción: un aumento de las tasas impositivas para las NEA, pero también el impacto de la factura energética en el coste total de la flota de automóviles.

Por lo tanto, el combustible puede convertirse en una herramienta de negociación entre el empleado y la empresa: al optar por «no hacerse cargo del combustible», ambas partes se benefician de un régimen fiscal más ventajoso.
A cambio, el empleador puede (para compensar la falta de financiación del combustible para viajes privados) mejorar su póliza de automóviles ofreciendo vehículos de categoría superior que sean más cómodos y estén mejor equipados.

Conclusión

¿Hay que pagar el combustible de los vehículos de la empresa?

No hay una respuesta única para todos los casos. Hay que tener en cuenta varios factores: la política de recursos humanos de la empresa, la cultura de uso del vehículo, la RSE o los objetivos de control de costes.


Hacerse cargo del combustible puede ser un fuerte valor añadido social, pero debe integrarse en una política de flota global, coherente y controlada. Cada vez son más las empresas que adoptan estrategias mixtas: apoyo parcial, limitado o condicional al uso profesional, acompañado de soluciones de seguimiento automatizadas.

La clave está en la transparencia y la personalización: cada empresa puede calibrar su oferta de acuerdo con su presupuesto, los perfiles de sus empleados y sus desafíos internos. El combustible ya no es solo un costo; se está convirtiendo en una palanca para la gestión, la optimización fiscal y, a veces, incluso la motivación.

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